La venta anticipada de grandes cantidades de yerba a precios bajos ha llevado a una escasez prematura en el mercado, mucho antes de que concluya la zafra. En la zona centro prácticamente no queda nada y en otras regiones ya alcanza el 70%.
En medio de la compleja temporada de cosecha de yerba mate por la caída estrepitosa en los precios, la importación sin restricciones y la falta de un valor de referencia, se desató otra preocupante situación entre los productores del sector: la venta apresurada agotó la cosecha a dos meses del fin de la zafra.
“Una estimación que manejamos en el sector, por lo que conocemos, todavía faltan dos meses para el final de la cosecha y queda apenas un 40% de producción en las chacras, pero en la región norte y noroeste, donde todavía queda algo. En el centro y sur, por los comentarios entre productores, prácticamente no queda nada de yerba”, reconoció el productor Jorge Skripzuk, en diálogo con PRIMERA EDICIÓN.
Según datos recientes que manejan entre productores, aproximadamente el 70% de la producción total ya fue levantado, dejando a los yerbateros con reservas insuficientes para cubrir la demanda proyectada hasta el final de la temporada. Esta situación ha exacerbado las tensiones entre los productores, quienes enfrentan pérdidas significativas y un futuro incierto para sus cultivos.
Para tener en cuenta, el ingreso de hoja verde a secaderos en los primeros cuatro meses de 2023 alcanzó los 125 millones de kilos. Como contracara, en los primeros cuatro meses de 2024, los ingresos fueron de 268 millones de kilos. Cerca de un 112% más.
Es probable que lo sucedido traiga consigo una merma en los próximos meses, porque la mayoría ya liquidó su cosecha.
“El sector ya viene muy complicado y para colmo esta semana los molinos empezaron a traer yerba de afuera. A nuestra yerba le bajan el precio y los industriales, mientras siguen exportando, nos dicen a nosotros que tienen los depósitos llenos de yerba, cosa que a la vista no es así”, dijo enfático Skripzuk.
“Al no haber controles, los primeros en pagar el pato somos los productores”, añadió.
Y luego explicó que, “los industriales traen producto de afuera con muchos menos impuestos; por lo que uno escucha en Paraguay la hoja verde está más baja que acá, y si no hay controles ni protección de nuestro mercado, la seguirán trayendo. Actualmente el kilo puesto en secadero se paga $250/ $260”.
Por otra parte, a los pequeños colonos que no tienen en blanco la producción le ofrecen $180/$190.
Principal problema
La venta a bajo costo ha sido identificada como la causa principal de este problema.
“La mayoría se vio obligada a vender a precios muy por debajo de lo esperado debido a la presión del mercado y la necesidad de liquidez inmediata. Ahora nos enfrentamos a una escasez prematura que podría seguir impactando negativamente en los precios y en la estabilidad económica de nuestra comunidad, porque nuevamente estamos al tanto que está ingresando yerba paraguaya, mientras que acá son muchos los que ya liquidaron”, dijo a su turno el productor de la zona sur, Luis Alberto Andrusyszyn.
A lo que Skripzuk acotó: “Al no haber respuestas del Estado nacional, la cosa no va a mejorar”.
“Los yerbateros descreen cada vez más de las gestiones que venimos haciendo porque hasta ahora no hay ningún resultado, sean reuniones que hemos tenido en la Nación como en la Provincia y los precios de la materia prima siguen bajando. Los productores que esperaron para vender se perjudican porque el precio sigue bajando, pero son los menos, porque muy poca hoja verde está quedando en planta. La cosecha gruesa prácticamente está culminando porque los yerbales que quedaron son de los pequeños y algunos medianos, quienes se perjudican porque van a vender para quedarse con deudas y se van a desfasar”.
En conclusión, la prematura venta a precios reducidos ha desencadenado una crisis entre los yerbateros, quienes en la lucha por mantener la estabilidad de sus cultivos, pero también asegurar un suministro adecuado hasta el final de la zafra, ven caer su rentabilidad.
Con más de la mitad de la cosecha ya recolectada, el desafío del sector radica en encontrar soluciones rápidas y efectivas, a partir de todas las gestiones hechas, para que el Estado proteja tanto a los productores como a los consumidores de las consecuencias a largo plazo de esta situación crítica.
Secaderos al límite y precios altos en góndolas
En esta situación que no solo afecta a los yerbateros, hay otro aspecto que actúa como variable y tiene que ver con que las grandes industrias no quieren comprar más producto, porque le significa un “dinero parado en depósito”.
“Los secaderos están trabajando al límite y no es tanta la yerba en depósito como dicen. Lo que pasa es que nadie quiere invertir y no mover su dinero por un año de tiempo. Trabajan con lo que reciben, ponen en cámara y sacan a góndola”, retrató el productor Luis Andrusyszyn en otro tramo de la charla, quien aprovechó para volver a pedir que “la Nación le devuelva al INYM sus facultades y designe un presidente para regular valores de referencia”.
Por último, el productor tealero y yerbatero, Cristian Klingbeil, puso en perspectiva los números que divulga oficialmente el INYM, “los cuales muestran a las claras lo avanzado de la zafra. Los números finales se van a dar a conocer en estos días y todo ese adelantamiento de la cosecha repercute en que muchos secaderos están con los depósitos a más no poder, colocando canchada en lugares inéditos”.
Klingbeil también reflejó que los números de consumo tampoco acompañan, en un contexto donde las familias se enfrentan a precios más altos en la góndola y una disponibilidad económica limitada.
“Se está notando esa merma, que no la vimos ni en pandemia; de todas formas los valores al publico no bajan como sí nos bajan a nosotros”, aseveró el productor y dirigente.
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