Yerba Mate: Por la incertidumbre del mercado, la zafriña comenzó y se paga una miseria por el kg de hoja verde

La zafriña comenzó esta semana en la provincia de Misiones pese a las medidas de fuerzas y las demandas del sector.. Lastimosamente,  el valor que se paga por el kilo de hoja verde oscila entre los 300 y 370 pesos dependiendo la zona.

La última sesión de precio solicitada por el INYM fracasó por la ausencia de los industriales y el representante de la provincia de Corrientes. En esa reunión, el mandato que tuvieron los Directores de Producción del Instituto fue presentar el valor arrojado por la grilla de costos que para ese entonces era de $505, sujeto a la inflación, debido a que ese monto fijado sería el vigente por los próximos 6 meses. Ante la caída de la sesión, se generó un libre mercado donde el valor de la materia prima fue fijado de palabra por los secaderos o las cooperativas.

La incertidumbre tiene al eslabón más débil y al más numeroso -productores y trabajadores rurales-, rehenes de un escenario económico que se impuso a partir del DNU del Presidente Javier Milei. Desde este punto de vista y “cuando el río suena, piedras trae”, debe haber un motivo para que dentro del Decreto del Presidente electo, haya un apartado especial para la desregulación del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM). Mientras tanto la situación no tiene una resolución firme: entonces el Instituto continúa en la medida que puede o que los industriales y el gobierno de Corrientes lo permiten. Recordemos que el presidente está semana realizó su primera visita al interior como mandatario a esa misma provincia.

A partir de esto y a un precio irrisorio, la materia prima de esta economía regional ya comenzó su camino hacia el segundo eslabón en la cadena de producción, los secaderos, quienes, aprovechando la tambaleante coyuntura actual, logrando establecer el kilo de la hoja verde a un valor  muy por debajo de los gastos de producción, que por estos días y dada la inflación ya superaría los tan solicitados $505.

Tal vez lo más triste no sea sólo ver las imágenes de los camiones colmados con “ponchadas” de ramas de yerba mate transitar por las rutas de la tierra colorada con un valor final incierto, sino leer los mensajes de los productores abatidos por la necesidad, que  no saben hacia dónde direccionar su producción para obtener un mayor rédito. Condiciones que recuerdan a épocas de la historia donde su trabajo no valía nada.

Un poco de historia

Desde 1935, año en que se creó la Comisión Reguladora de la Producción y Comercio de la Yerba Mate (CRYM) a través de la ley 12.236 , el sector productivo de la yerba mate en la Argentina contaba con un marco regulatorio. Hasta el 31 de octubre de 1991 cuando quedó desregulado el mercado con el decreto 2284.

Las consecuencias de esto, sumadas al natural progreso de las plantaciones y a modalidades comerciales características de la década de los noventa, dieron lugar a un malestar social generalizado que originó movilizaciones muy simbólicas como los tractorazos y al nacimiento de una nueva institución reguladora el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), en el año 2002.

¿Por qué es tan importante fijar un precio para la materia prima en la actividad yerbatera?

Tal vez es obvia la respuesta a mi pregunta: toda medida regulatoria, que sea en beneficio de los sectores más vulnerables es necesaria.

La regulación bajo el amparo del INYM,  “ente de derecho público no estatal con jurisdicción en todo el territorio de la República Argentina” protegido por un marco jurídico como lo es la ley Nacional de la creación del Instituto Ley 25.564, logró dar seguridad y estabilidad a un sector que se había sentido gravemente amenazado unos pocos años antes. Bajo el acompañamiento de este organismo, los yerbateros pudieron controlar sus costos y obtener una materia prima de una calidad de exportación.

La fijación de precio es una herramienta que se especifica en el inciso R del artículo 4 de la Ley: “Acordar semestralmente entre los distintos sectores participantes del INYM el precio de la materia prima”. Por otra parte aclara que, de no llegar a un consenso por unanimidad, la fijación de precio se enviará a Laudo, arbitraje que se define por la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, valor mínimo indiscutible que deben cumplir todos los sectores. Menciona además que quien no cumpliera con ese valor mínimo se reconocerá como infractor y se le aplicarán las respectivas multas.

Por último la ausencia del INYM,  puede ocasionar la desaparición total de todas las estadísticas, por lo cual los productores y las cooperativas ya no tendrían una cifra de consumo a la cual referirse ni una de producción total nacional, quedando a merced de las grandes empresas que imponen una tarifa de compra con condiciones de pago desventajosas. El último informe estadístico del INYM arrojó que durante 2023 se vendieron 325.121.576 kg  de yerba mate elaborada, un récord histórico para esta economía regional. Sumado a la buena noticia, ya que el monto acordado por el laudo en la anterior fijación fue considerable en relación al porcentaje de aumento.

Por lo tanto, para fijar el valor es importante estar bajo un ente regulador o una cámara de negociaciones porque tiene peso legal. Lo resguarda de la relación desigual de precios así como se ve reflejado en la actualidad. Hoy, el pequeño productor yerbatero, con parcelas de una a veinticinco hectáreas, es el más afectado. La explicación resumida: quien tiene unas pocas plantaciones, las tiene porque desde hace 20 años la yerba es el cultivo con mayor rinde en la provincia y es el ingreso destinado para los “gastos más fuertes”. En cambio a los que tienen extensiones mayores, su economía  les permite dejar de cosechar en la zafra gruesa y pasar al año siguiente.

El pequeño productor por necesidad termina cosechando entre la familia, trasladando en su vehículo y vendiendo a merced del comprador, que les paga con cheques, que en algunos casos llegan a la efectivización con un plazo de 180 días.

Favorecer la tendencia desreguladora en la esfera de la producción y comercialización de la yerba mate va en espejo con el escenario político y social de nuestro país, sujeta a los vaivenes de la especulación financiera. Los precios en góndola tienen una tendencia al aumento y ese incremento llegará muy a duras penas al bolsillo del pequeño yerbatero que al comienzo de esta zafriña, ya recibe un pago miserable.

Por Mónica Gómez

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