Es una chacra diversificada y con trabajo organizado, estos pequeños agricultores aplican la cosecha de rama madura y tienen el suelo protegido con cubiertas verdes. Lo que les permitió aumentar en 10 mil kilos la cantidad de hoja verde cosechadaé.
Se trata de la familia Kononchuk, tiene su chacra en Colonia Yapeyú, Oberá, que optaron por el cultivo racional amigándose con el medio ambiente. Es una práctica que se hace de manera cooperativa, agroecológica, aplicaron técnicas que aprendieron en diferentes charlas que brindan el Servicio de Extensión Yerbatero del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), el Ministerio del Agro y la Producción, y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).
“Tienen plantaciones nuevas y otras más viejas de yerba en 3,5 hectáreas; en todas se vienen manejando muy bien con la cosecha de rama madura y el suelo con la mezcla de cubiertas verdes de nabo forrajero, vicia, raigrás y avena, que cubre el 90 por ciento de la superficie”, contó Pablo Herrera, el técnico del INYM que presta servicios en el lugar.
Para destacar, la cubierta verde se maneja como un cultivo más, es decir; se le hace mantenimiento anual y se fertiliza dijo el profesional.
Y agregó que: “Se le presta la misma atención que a las plantas de yerba mate, y esto evita que la cubierta se convierta en una competencia y siendo así, se complementa con las plantas de yerba mate”.
En la experiencia dijo que: “Se puede ver a las plantas cerrando los entre líneos y solo hará falta pasar el subsolador una vez para aflojar el suelo y lograr mayor infiltración del agua de lluvia”.
Esta recomendación, la de cosecha de rama madura y suelo protegido con cubiertas verdes, redunda en mayor cantidad de hojas en las plantas.
“El promedio de cosecha ronda los 23 mil kilos de hoja verde, pero ahora estimamos que se lograrán 10 mil kilos más en las 3,5 hectáreas”, enfatizó Herrera.
De la familia Kononchuk los definió como unos “apasionados de la chacra”.
Para lograr la eficiencia que se ven en su chacra ellos dijo Herrera: “Se organizan en el trabajo, mientras el padre Carlos Eugenio y el hijo Lucas se ocupan de la actividad del té y yerba mate.
La esposa de Lucas, Juliana Wdowiak es parte de la Cooperativa Agrícola Yapeyú Limitada, donde entregan la yerba cosechada todos los años.
En tanto la cría de aves y cerdos; llevan adelante la madre Catalina Yarmusco con el hijo Sebastián. Ellos además fabrican los chorizos ahumados y parrilleros para luego comercializar en los negocio y en la Feria Franca. También, se ocupan de transformar los residuos de las camas profunda en compostados e incorporarlos a la huerta y al yerbal”.
Absolutamente todos los integrantes en la familia están vinculados con actividades agrarias comentó el técnico del INTA y recordó a Karina, quien es otra hija que ayuda en las actividades de la chacra. Ella, además es profesora de Biología en el instituto de Educación Agropecuaria 13.
También está un nieto Sebastián, que continúa la carrera de Ciencias Veterinarias en Corrientes.
Y el ambiente cooperación sigue con los vecinos, donde la familia Kononchuk, colaboran para multiplicar yerbales productivos contó Pablo Herrera.
“Están siempre atentos y dispuestos a ayudar. Por estos días van a donar material de propagación de maní forrajero a un grupo de 10 productores de Santo Domingo, en San Ignacio”, contó el técnico.
Por último destacó que: “Los Kononchuk siempre se capacitan, están presentes en todas las charlas que hacemos y para ellos, dejar un ratito el trabajo rural para aprender, es una inversión”.
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