El agua de lluvia y los caminos

“De nosotros depende que tanta agua, gratis y de calidad, fundamental para la vida, sea agua útil o agua problema”.

Es la frase que nos deja a modo de reflexión el ingeniero agrónomo Nestor Munaretto del INTA y del Ministerio del Agro y la Producción quien facilito de un material instructivo a la revista El Agro para acercar al productor la posibilidad de optimizar los recursos naturales en sus chacras.
El agua de lluvia para que sea ÚTIL debe quedar donde cae, infiltrándose en el suelo o bien almacenada en distintos tipos de reservorios hechos para tal fin. Si el agua escurre, que en la provincia de Misiones es común por su topografía, además de perderla genera problemas, principalmente EROSION, que se traduce en pérdida de suelo.
En los caminos el agua no infiltra (compactada por el tránsito), y si los niveles favorecen, ésta agua escurre a los arroyos llegando siempre con una carga importante de tierra y contaminantes.

Según registros propios de precipitaciones (Lote 103, Sección X, Campo Ramón, Misiones) el promedio anual de los últimos 25 años (1995-2019) es de 2.182 mm, es decir 2.182 litros por m2 anuales.
Los caminos internos en una chacra cubren el 10 % de la superficie total.
Ejemplo: chacra de 25 has. 10% de 25 has = 2,5 has.
2,5 has x 10.000 m2= 25.000 m2
25.000 m2 x 2.182 litros = 54.550.000 litros de agua de lluvia caídos en un año en esas 2,5 has. de caminos.



Ese volumen que no infiltra en el camino debe quedar en la chacra sin generar daño. Es necesario empastar los caminos para evitar el arrastre de suelo y derivar ese escurrimiento a los cultivos o zonas de cobertura natural, con trabajos de sistematización y construcción de lomos, camellones y pozos de decantación.


En toda cuenca la superficie que ocupan los caminos es importante, siendo éstos una vía de pérdida de agua y suelo, cuya evidencia de esto último son los barrancos que se aprecian a lo largo de sus trayectos.

Tener en cuenta
En 1 km de camino equivale a 1 hectárea. Si el promedio de precipitaciones es de 2.182 litros por m2 por año, el kilómetro de camino recibe anualmente 21.820.000 litros. Al escurrir genera arrastre de suelo y así por cada 10 cm de barranco, significa una pérdida de 1.200 toneladas de tierra por km.
Según los caminos Evitar que el agua se escurra por los caminos y lograr captarla, almacenarla y así se produzca su infiltración. Esto se logra derivando a las chacras el agua en aquellos lugares donde el camino y la chacra están al mismo nivel.
Si el camino está en un nivel inferior a la chacra se debe frenar el escurrimiento con un lomo transversal al camino y derivar el agua a un pozo de decantación. Estos lomos deben construirse de tal manera que cumplan el objetivo de bajar la velocidad de escurrimiento
pero que no sea un obstáculo al tránsito de cualquier tipo de vehículo.

Es necesario también estabilizar los barrancos y las cunetas, cubriéndolos con pasto. Esto se logra trabajando los taludes de los barrancos a 45º, nunca verticales.

Construir diques
Evitar también el arrastre de suelo en las cunetas por medio de diques, construidos con distintos materiales (bolsas con tierra, madera, troncos, piedras y otros) y en esa tierra acumulada en el dique lograr que se cubra de pasto. Al lograr esa estabilización el agua que escurre hacia los pozos de decantación no arrastrará tierra, controlando así la pérdida de suelo.
Es recomendable y necesario entoscar la calzada.
Para la construcción de los pozos de decantación hay que definir el volumen a captar.
Considerando una intensidad de precipitación de 100 mm en una hora y teniendo en cuenta la superficie enmarcada entre lomo y lomo se calcula el volumen a contener en los pozos.
La separación entre lomos está en relación inversa a la pendiente del terreno.

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