Una vacuna para desarrollar las plantas y reemplazar agrotóxicos

Un investigador de la Universidad Nacional de Río Cuarto ganó el Premio Santander X Global 2023, en el que participaron dos mil propuestas de ocho países. Desarrolló una tecnología que reemplaza a los agroquímicos, usando ARN para ayudar a las plantas a defenderse de patógenos y reducir la dependencia de los pesticidas sintéticos.

Johan Rodríguez Melo (30) terminó el Doctorado en Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional de Río Cuarto durante la pandemia y ahora integra una empresa de reciente creación que ganó el Premio Santander X Global 2023, eb el que participaron dos mil propuestas de ocho países.

ARNs estabilizados de doble cadena como precursores exógenos para la defensa de cultivos específicos frente a patógenos como hongos, virus e insectos, lo cual permite el reemplazo de agroquímicos para el control de pestes. Con esta innovación se convirtieron en uno de los seis ganadores del premio al emprendimiento universitario, competencia global en cuya final hubo una veintena de proyectos.

Hace un año armaron Apolo Biotech, una compañía nueva, radicada en Santa Fe, que desarrolla tecnologías basadas en ácido ribonucleico (ARN) para aumentar la productividad sin dañar el medioambiente. Se han focalizado en hongos patógenos y virus de diferentes cultivos de interés agrícola. “La novedad de nuestro trabajo radica en la utilización del ARN como molécula exógena para brindarle a la planta las herramientas para que pueda defenderse”, dice Rodríguez Melo.

“Esta tecnología busca que mediante ARNs exógenos, es decir aplicados al igual que cualquier otro producto para el agro, la planta adquiera la información que necesita para defenderse contra patógenos que las atacan. Es algo muy parecido a lo que hacen las vacunas en los humanos. Se trata de una tecnología disruptiva, respetuosa del ambiente y de la salud de las personas. Por eso el ARN emerge como una molécula central de la biotecnología del siglo XXI, tanto en la industria farmacéutica como en el agro”, agregó.

Este científico, oriundo de Colombia, trabaja en la búsqueda de una solución inocua y eco amigable que reemplace a los agroquímicos sintéticos que se usan para proteger los cultivos de las plagas y mejorar el rendimiento a costa de la degradación de la tierra, la contaminación del aire, la resistencia emergente de las especies de hongos a los fungicidas.

Rodríguez Melo llegó desde la colombiana Universidad de Quindío a la UNRC, primero en el marco de un intercambio estudiantil de grado y luego para doctorarse en Ciencias Biológicas. “Interconexiones entre las vías moleculares que median la simbiosis fijadora de nitrógeno y las reacciones de defensa contra fitopatógenos en Arachis hipogaea L (Maní)”, se llama la tesis doctoral que hizo en la UNRC.

Una carrera promisoria

“Me doctoré en diciembre de 2020, soy un doctor de la pandemia”, señaló a Argentina Investiga Rodríguez Melo.

Y comentó que: “Soy licenciado en Biología y Educación Ambiental de la Universidad del Quindío, Colombia. En Apolo Biotech he estado participando desde su creación. El director de mi posdoctorado, el doctor Federico Ariel, me contó la idea de participar en lo que sería una startup de agrobiotecnología para aplicar todo lo que sabíamos sobre ARNs en la protección de cultivos de interés agrícola y sin pensarlo dos veces acepté y me sumé al equipo de I+D”.

¿Desarrollan tecnologías basadas en ácido ribonucleico?

Es una startup radicada en el Parque Tecnológico del Litoral Centro (PTLC), usamos tecnologías basadas en ARNs exógenos para proteger plantas de interés agrícola contra diferentes tipos de patógenos. Con esta tecnología disruptiva buscamos reducir considerablemente el uso de productos químicos sintéticos en la producción agrícola y, por qué no, reemplazarlos totalmente en un futuro no muy lejano.

¿Qué rol cumple usted en la empresa?

Soy director de tecnología, la persona encargada de liderar el equipo de I+D. Junto con el doctor Federico Ariel, diseñamos y probamos las soluciones alternativas basadas en ARNs contra los diferentes patógenos.

¿Cómo se relaciona su trabajo con la formación doctoral que recibió en la UNRC?

Están totalmente relacionados. Durante mi formación doctoral en la UNRC estuve trabajando con microorganismos benéficos y patógenos del cultivo de maní, con el doctor Fernando Ibáñez y la doctora Laura Tonelli, de la Facultad de Ciencias Exactas. Y accedí a diferentes cursos orientados a la interacción planta-microorganismo. Muchos de estos conocimientos hoy en día son aplicados en mi carrera científica.

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