Viejos colonos y sus «herederos» se juntaron para festejar un nuevo aniversario de las ferias de Oberá, Posadas y Campo Grande. Mientras ofrecían sus productos, hablaron con PRIMERA EDICIÓN.
“Hay futuro para los pequeños productores”. Con esta frase, un pionero de las ferias francas sintetizó el camino que transitan hoy los viejos colonos y los nuevos “herederos”, quienes son responsables de acercar a las mesas misioneras las producciones salidas de las chacras.
En una sociedad donde el mercado alimentario demanda cada más productos procesados y ultraprocesados, que pueden afectar seriamente nuestra salud, las ferias francas cumplen 28 años, comercializando sus productos orgánicos a largo y ancho de la provincia de Misiones.
El encuentro fue en la plaza San Martín donde los primeros rayos de luz convocaron a productores misioneros, emprendedores, curiosos y a la comunidad en general.
Hasta horas del mediodía, colonos ofrecieron sus producciones caseras a los que por allí pasaban. Frutas y verduras, mermeladas, panificados, dulces, carnes y pickles en el menú.
Algarabía, nostalgia, alegría y entusiasmo se sentían hoy en el aire. Es que 28 años de una forma de comercialización, de la chacra a la mesa, no se cumplen todos los días y más si está en crecimiento. A pesar de tres días donde sucumbió la economía, los feriantes se acercaron al punto de encuentro en el centro posadeño y hablaron con PRIMERA EDICIÓN acerca de esta fecha especial.
“Don Eugenio”, el pionero de las ferias francas
Entre la muchedumbre, llamó la atención la presencia de un adulto mayor, parado con su bastón, con una mueca de sonrisa y observando todo a su alrededor. Se trataba de Eugenio Kasalaba, uno de los fundadores del Movimiento Agrario Misionero y artífice detrás de las ferias francas misioneras.
“Tengo casi 80 y siempre viví en la chacra y digo siempre porque siempre voy a vivir ahí”, nos cuenta “Don Eugenio” en una amena charla con la web de PRIMERA EDICIÓN.
Hoy, con motivo de festejo, se alejó un poco de su chacra en Los Helechos, desde donde produce y comercializa hace 50 años, para dejar mensajes claros y concisos a los que siguen este camino.
Primero, afirmó que “la artífice de la feria es la mujer, que mostró con sus manos lo que hacía, le dio valor agregado y le dio la independencia económica”, dijo, desligándose un poco de su proeza.
A su vez, recordó a su amigo, otro de los pioneros del MAM, Michel Guilbard con una de sus frases: “‘Toda lucha se gana asegurando la comida’; y asegurar la comida es no depender del mercado y quedarse en la chacra”, expresó.
La primera feria franca misionera se inauguró en agosto de 1995 en Oberá y tres años después, en septiembre de 1998 en Posadas, luego de tomar como referencia una feria regional de hortigranjeros, que los encontró a unos 40 productores obereños en Santa Rosa, Brasil.
En ese sentido, recordó que “empezamos con mucho sacrificio, nos llevó mucho tiempo convencer a la gente que no se vaya, que hay una posibilidad de quedarse en la chacra, que era la producción de alimentos. Hoy ferias francas hay en todos los pueblos. Hay 20 acá en Posadas y 3000 en la Argentina y lo empezamos nosotros. Hay futuro para los pequeños productores”, destacó.
Los feriantes
Otra de las históricas referentes de las ferias francas es Casimira Wisnieski, quien llegó desde Campo Grande a comerciar sus productos. Recordó que cumplió 25 años vendiendo su producción y estuvo desde el primer día que se abrió la feria local, en septiembre de 1998, cuando se fundó la feria franca de Posadas, en Villa Cabello, una semana después.
“Acá en las ferias se experimenta mucho, se descubre y se vive una experiencia distinta a lo que es vivir en la chacra y nos da la posibilidad de salir a vender productos de la chacra directamente al consumidor y que es importante para el productor”, contó.
Bajo un contexto de inflación que repercute principalmente en los alimentos, Casimira, afirma que “esto es una ayuda para el consumidor, para que pueda comprar más barato”, mientras mira de reojo a su hijo, quien se crió en la chacra y hoy ya es un feriante más y atiende al público.
Siguiendo la recorrida por los stands, PRIMERA EDICIÓN se encontró con Liliana Bustamante de Florentino Ameghino, quien hace 11 años es parte de las FF y comercializa habitualmente en Oberá. Vende mermeladas, variedades de dulces (caña, azúcar) a $700 el kilo, miel de abeja a $2000 el kilo, además de pollo ($1600 el kilo) y lechón ($2000). También tiene ricota, quesos y pickles.
Asimismo, Aldana y Matías son una pareja joven de Olegario V. Andrade, hace más años comercializando sus producciones frutihortícolas en las ferias. La joven, que a su vez estudia Enfermería, nos cuenta que siguieron los pasos de su suegro, un viejo productor.
Ella comenzó hace unos cinco años; mientras que su pareja arrancó “desde chiquito” con su padre. “Es una linda experiencia, se conoce gente, se hace amigos de los feriantes. Se vende, a pesar de que suben siempre las cosas y la gente se queja”, confió a este Diario.
Por último, Ágata y su marido Alberto son de Capioví y hace 7 años emprenden y comercializan en las ferias francas. “Estamos haciendo de todo un poco, depende la economía”, nos cuenta la jubilada con respecto a lo que comercializa. Aunque hoy comercializó poco, “se vende”, aseguró.
La ganadora de la canasta
En el marco de la celebración, el Ministerio de Agricultura Familiar en conjunto con la FM 89.3 Santa María de las Misiones, entregaron la canasta de alimentos que sorteó días atrás en la radio de PRIMERA EDICIÓN.
La afortunada fue Tania Madelaine Fraga quien se anotó en las redes sociales y tras el sorteo fue a buscar su premio, obsequiado de las manos de la ministra Marta Ferreira.
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