Dos historias que inspiran a seguir en la chacra con conocimientos nuevos, manteniendo los valores de sus familias.
Manuel y Hernán son de Andresito, desde muy chico se conectaron con la vida de campo, gracias a sus padres que supieron transmitir los beneficios de tener algo propio a través del esfuerzo. Ellos, aprendieron de trabajos a través de juegos, muchos diálogos, discusiones y acuerdos que siguen manteniendo aun hoy. Y de las que seguirán teniendo para enriquecerse de ello según, comentaron a la revista El Agro.
Manuel Barella, tiene 20 años y cursa el 3º año de Ciencias Agrarias en Capioví:
“Me dedico con mi familia a la producción yerbatera, pero apuntamos más a la ganadería, es lo me gusta. No dejo atrás la yerba, porque las dos cosas van de la mano”.
Recordó que: “Desde chico mis padres me enseñaron los trabajos de la chacra y algunos secretos que ellos practican. Después, fui a la EFA donde reforcé los conocimientos y ahora estoy cursando Ciencias Agrarias”.
A Manuel, se lo puede ver tranquilamente montar un caballo y ver sus habilidades para manejar el rodeo, también recorre el yerbal sin temor a cortar la rama o limpiar los líneos.
“Siempre me gustó la actividad del agro y el día que me reciba vuelvo a trabajar con mi familia, porque es una actividad fundamental”.
Y reveló: “Como joven me siento muy bien trabajando en la chacra y pienso mantener eso”.
Con 300 cabezas y algo de caballo en campo de los Barella.
“Estamos desarrollando el rodeo de cría, inseminación para mejoramiento genético, trabajamos con tres razas, Braford, Angus y Brahaman”.
Con la ganadería planifica: “Pensamos implementar trabajos con re crías siempre, evaluando la rentabilidad”.
El joven habló de sus aspiraciones: “Quiero aportar mis conocimientos a mi padre, poder intercambiar con él, que no tuvo la oportunidad de ir a la facultad y mejorar nuestra producción”.
De la experiencia con su padre compartió con agrado: “Mis sugerencias la mayoría de las veces son aceptables, también nos cuestionamos. Mi papá, es una persona abierta a las prácticas nuevas, me permite aplicar en la chacra y me dice –sirvió para algo-”.
En las capacitaciones y remates van juntos: “Al finalizar las charlas técnicas, sacamos conclusiones de lo que escuchamos. Eso, me hace sentir que mi opinión tiene algo de valor entre nosotros”.
Sostuvo: “Toda las experiencias sean buena o malas son enseñanzas”.
Reveló, quien es la que insiste a concurrir a esa capacitaciones: “Son consejos que mi mamá siempre me da – anda y escuchar a otra gente-“.
Y la describió: “Mi mamá, es fundamental porque entre los dos me inculcaron un pensamiento crítico, que no siempre tengo la razón”.
Algo similar es la vida de Hernán Hessler, con el campo y su familia.
“Para nosotros es muy lindo compartir por los intercambios que se dan en las capacitaciones” comentó al referirse de las jornadas técnicas que asiste con su papá.
“La yerba mate siempre se aprende algo nuevo, como la cosecha mecanizada, es algo que se debe ir experimentando. Es prueba y error como todo en la vida”.
La innovación en el campo de los Hessler, será de la mano de Hernán, quien es la tercera generación. Cursa el 4º año en la Facultad de Ciencias Forestales:
“Quiero seguir en agricultura, la idea es volver a Andresito y continuar con lo que ya empezó la familia, los abuelos”.
Hernán, viene de una familia yerbatera que busca diversificar: “Estamos incursionando en la ganadería, la idea es comenzar con algo de cría, de potreo, algo de cebú, Bradford”.
El futuro con la ganadería planifica: “Hay mucho trabajo por hacer, el alimento que deben tener porque; si tenés potrero pero no hay pastura no podes hacer una buena actividad y que sea de calidad”.
La facultad le permite: “Tengo enfoque a lo ambiental y sustentable, porque en la facultad se habla mucho del cambio climático. Fue lo que incentive para que nuestra chacra ahora tenga más árboles”.
Del uso de la tecnología advirtió: “Con la cosecha mecanizada vamos a tener que cambiar un poco la disposición de las especies arbórea, nos lleva a planificar los líneos, la distancia de los árboles para plantar”.
Y observó que: “En un yerbal se ve más los árboles nativos o algunas especies implantadas de manera despareja”.
Consideró que: “En la ganadería como la yerba son importantes los árboles”.
El joven y futuro profesional con amplia y enriquecida mirada a la vida del campo, que logro tener junto a su padre, le habilita animar a otros dejando un mensaje.
“En la vida hay que animarse a hacer las cosas, a equivocarse y seguir adelante”.
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