Por segundo año consecutivo se produciría el fenómeno “La Niña”, ocasionando escasez de lluvias hasta el 2022. Hay sectores que aún no se recuperaron del año pasado. La bajante del Paraná complica todo aún más.
Por segundo año consecutivo numerosos cultivos de la tierra colorada se ven amenazados de cara al segundo semestre del año por la eventual aparición del fenómeno climático “La Niña” que produce escasez de lluvias y las consecuentes pérdidas económicas millonarias.
El fenómeno caracterizado por el enfriamiento de las aguas superficiales del Pacífico Ecuatorial y la disminución notoria de precipitaciones ya estuvo presente el año pasado y los especialistas analizan que “puede volver a estarlo en el próximo semestre y hasta 2022, con importantes impactos en el clima de la región y a nivel mundial”.
En Misiones todavía están frescos los impactos del efecto negativo sobre diversos cultivos, como la yerba, el tabaco, el té, la mandioca y la ganadería. Hubo pérdidas millonarias y muchos todavía no lograron recuperarse. Además, decenas de focos de incendios dejaron a la provincia entera en riesgo extremo. En Corrientes el fuego arrasó con miles de hectáreas de forestación.
Martín Ibarguren, subsecretario de Planificación del Ministerio del Agro de Misiones, señaló días atrás a FM 89.3 Santa María de las Misiones que “hubo una afectación el año pasado” por la sequía y que “tenemos productores que han tenido hasta un 50% de afectación. Fue un año atípico, pero hay que prepararse porque puede volver a ocurrir”.
Analizó que “es importante empezar a trabajar con manejo de suelo, la sistematización, el trazado de curvas de nivel, tenemos que tener mayor resiliencia en las chacras para estos contextos”.
“Todo parece indicar que vamos a tener períodos de mucha concentración de lluvias y también temporadas de sequía así que tenemos que preparar a las chacras para tener mayor resiliencia para las lluvias y las sequías”, dijo. Recordó que “el año pasado se secaron vertientes, se secaron arroyos, pero tenemos que prepararnos para este escenario”.
Emergencia provincial
Al panorama que se viene a futuro se suma la situación actual de los ríos Iguazú, Uruguay y Paraná, que son los que rodean a la Provincia y están atravesando la peor bajante de los últimos 70 años. Gran parte causada por las represas en Brasil y la deforestación de la selva paranaense en los países vecinos. Esto causa un grave efecto en los pueblos y ciudades que dependen del río para extraer agua y potabilizarla para consumo. También a la gran cantidad de industrias que se encuentran en la costa de los ríos y utilizan el agua del canal para su producción. Al mismo momento se ven perjudicadas numerosas actividades económicas que tienen como insumo al río, como la pesca de río, el comercio de granos o las areneras y astilleros, también la producción de energía se ve comprometida en Argentina y en la región.
A causa de esto, el Gobierno de Misiones declaró la emergencia hídrica por 180 días este viernes advirtiendo “el déficit de precipitaciones” y el efecto que causa: “Serios y graves problemas en el abastecimiento del agua, la navegación y las operaciones de puerto, la generación de energía hidroeléctrica y otras actividades económicas vinculadas al recurso hídrico”.
Esta bajante excede los parámetros habituales, y que ha roto una marca de 77 años sin bajantes similares registradas en nuestro país. Los ríos están languideciendo a raíz de los modelos productivos extractivos de los recursos naturales, que nos dejan a merced de un fenómeno climático global que pueda explicar la presencia -o no- de sequías y bajantes mucho más graves en los próximos años entrantes.
Emergencia nacional
Los principales institutos climáticos internacionales comenzaron a advertir por la posibilidad de un nuevo evento “La Niña” en Sudamérica que causaría, por segundo año consecutivo, falta de lluvias y humedad en los suelos de las regiones productivas (agrícolas y ganaderas) argentinas. “Sería una tragedia que se cumplan estos pronósticos porque a eso hay que sumarle la bajante del río Paraná -que ya superó a la de 1944 y es la peor de la historia- y que no tendría un caudal de agua razonable hasta el segundo semestre del 2022”, indicó Salvador Di Stefano, consultor privado.
Para el analista, el combo sequía + baja del Paraná puede provocar que el país se divida en dos: “Por un lado vamos a tener la seca con problemas para los productores y por otro una nueva geografía para exportar los granos del país con mayores costos logísticos”, alertó. “Mucha carga que hoy sale por los puertos de la zona de Rosario tendrán que hacerlo por Bahía Blanca. Hoy se necesitan 5 barcos para trasladar lo que antes se hacía en 4. Se encarece el costo del flete y cambia el sistema de precios de todo el complejo de agregado de valor”, explicó. “Habrá muchos problemas, dos años de sequía dejan quebrantos difíciles de levantar. Será difícil pagar en tiempo y forma alquileres y deudas. Para el NEA y el NOA ya es un problema trasladar mercadería a Rosario. Hacerlo a Bahía Blanca sería una catástrofe”, señaló el consultor.
A partir de este análisis, el Gobierno nacional dispuso la Emergencia Hídrica. Mediante este mecanismo propone un paquete de $1.000 millones para atender “la afectación sobre el abastecimiento y calidad del agua potable, la navegación y operaciones de puerto, el ecosistema, la fauna íctica y la generación de energía hidroeléctrica”. La medida a barca a las provincias de Formosa, Chaco, Corrientes, Santa Fe, Entre Ríos, Misiones y Buenos Aires.
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