En San Pedro, una familia sumó más hectáreas para la producción de este año dada su rentabilidad y demanda. Las plantas ya florecieron y las frutas estarían en agosto
Año a año, el cultivo de arándanos es la principal apuesta en la zona de Colonia San Jorge, en San Pedro, más aún en este 2021. Es que la exótica e inédita plantación sufrió el año pasado la pérdida total de la zafra, como consecuencia de las intensas heladas y sequía prolongada, ya que el rendimiento de la cosecha depende íntegramente de la intensidad de las heladas. Sin embargo, luego de un año difícil para la producción, un productor dedicó tiempo y dinero para mantener las hectáreas, que le da un valor agregado a la chacra por tratarse de una fruta nutritiva y de alto costo en el mercado.
Ricardo Werner y Maximiliana Báez son una joven pareja de San Pedro que mantiene, pese a las adversidades, una superficie de tierra cultivada con arándanos, que fue iniciada hace más de once años por el padre de Werner, que falleció hace un tiempo, por lo que las plantas además representan un gran valor emocional. Asimismo, las casi cuatro hectáreas generan una gran rentabilidad que, también, requieren de una gran inversión.
El arándano es una alternativa que mantiene al productor en permanente incertidumbre porque si bien las plantas presentan todas las condiciones para rendir buenos frutos, y así kilajes que aporten rentabilidad, las condiciones del tiempo juegan un papel preponderante. Habitualmente, la cosecha de la exótica fruta se produce en los meses de invierno, y el año pasado las bajas temperaturas provocaron la pérdida de la cosecha, que significó una pérdida por más de dos millones de pesos.
Sin lograr ingresos con el cultivo, Werner se ocupó durante los meses previos en preparar la planta a la expectativa de que el tiempo acompañe para el segundo y tercer trimestre de 2021. “Es todo un proceso de mantener la limpieza, cuidando de que el suelo permanezca con algo de cubierta para evitar erosiones. Es una enorme inversión en combustible y horas con moto guadaña, como hablamos de una planta de raíz, es necesario llevar adelante un manejo de la misma con la poda, lo que fortalece la planta y mejora la calidad de las frutas”, describió el productor en diálogo con El Territorio.
Por estos días, es posible observar las plantas con brotes fuertes y la aparición de los primeros pimpollos, que luego se transformarán en frutas que comienzan a madurar para mediados de agosto e inicios de septiembre. Es decir, el desarrollo y crecimiento de la fruta ocurre en los meses de frío y en caso de registrarse una helada de consideración, estas terminan marchitándose, siendo necesario optar por alternativas que puedan minimizar el daño.
En este sentido, el productor, uno de los únicos que continúa apostando al cultivo en San Pedro de los once que habían comenzado hace diez años atrás, señala que es fundamental tener financiación del Estado ya que de no contar con una buena zafra, invertir en algún tipo de cubierta, le resulta imposible.
“Este año realizamos una poda, los chupones están muy lindos, la planta respondió muy bien a la poda, es un trabajo enorme, no tenemos la intención de desistir porque somos los únicos que seguimos pero no logramos juntar dinero para colocar algún tipo de cobertura”, manifestó Werner.
Este año, la familia amplió la cantidad de hectáreas a trabajar y mediante el intercambio con un vecino, que contaba con una plantación abandonada, y si las condiciones meteorológicas son buenas, esperan duplicar la cantidad de kilos.
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